martes, 2 de julio de 2013

JUNIO


Ayer fue Junio. Siendo ayer Junio, me acordé de ti hoy, ayer no, del Junio brillante, del Junio de ayer.

Junio vivió ayer, en el pasado, Junio vivirá mañana, en el futuro, no hay Junio hoy, ya no hay Junio, Junio no hay, en el presente.

Junio marítimo, turquesa, blanco, a rayas turquesa y blanco. De nervios del colegio, de las notas en top y short veraniegos.

Rayos de la mañana en la puerta, del sol, de la luna menguando en los negros nocturnos, de un tal Junio de entonces.

Presente sin Junio, Junio presente en pasado y futuro. Porque Junio vive en la atemporalidad de la memoria, Junio se piensa ayer, se piensa mañana.

En los Junios de invierno, del pensamiento, surge el fresco brisado de la brisa fresca, sólo después, sólo antes, nunca durante

Interno, el Junio de los años, el nombre de tu nombre evoca el resto del año, viviendo, así, interno, volviendo, así, ante el primer estímulo que a ti recuerde, una brisa templada, una noche perfumada, un aire fresco y un niño escolar con la mochila, rota, con un sobre en la mano, abierto con emoción y prisa, amañado con disimulo con la intención de parecer virgen ante los padres, o una madre, o un abuelo, qué más da...qué más da, si entonces todo así nos era.

Hoy me acordé que ayer fué Junio, ayer no, mañana sí...Nunca será Junio hoy, no Junio en el presente. Porque eres Junio en el pasado y Junio en el futuro, hasta ayer, hasta mañana.