domingo, 22 de septiembre de 2013

Oda al rey

No hizo falta ser el aniversario de nada, o mencionarlo. No hizo falta verlo para acordarme de él. Sólo su voz temblorosa, a solas, arrollándome. Sin música, sin velas, sin nada. Así, con su voz a solas, hizo falta sólo eso para pensar en él. "Don't stop me now" a capella, has cantado sin una simple nota de instrumento de fondo. Hizo falta sólo eso, Farrokh.

A M-80, la emisora-FM de antes y ahora, también le hizo falta poco. Cómo no escucharlo de vez en cuando, antes de todo, hace muchos años. En silencio, y porque sí, se acordó de Farrokh Bomi Bulsara, o Freddy Mercury.

Nacido en el país africano de Zanzíbar (la actual Tanzania) en 1946, por motivos familiares, sus padres de la etnia parsi (hindúes descendientes de los persas), trabajaban para el gobierno británico, de quien entonces la India era colonia. Luego a sus ocho años, ingresó en un internado en Bombay fundado por el  Reino Unido, quienes tenían la potestad y administraban el gobierno hindú. A una edad muy temprana, Farrokh, un niño tímido al que ya sus allegados comenzaban a llamar Freddie demostró claras dotes musicales e interés por el arte, uno de sus maestros advirtió el talento del joven y escribió a sus padres para animarles a que su hijo tomara clases de piano y música. Y así fue. Hasta los diecisiete, momento en el que la familia trasladó su residencia a Inglaterra, debido a la revolución que estalló en Zanzíbar.


Freddie durante su etapa en la isla de Zanzíbar junto a su hermana. 




Siguió formándose en materias siempre relacionadas con el arte, en la Universidad, estudio Diseño Grafico, otra habilidad en la que destacó Freddie Mercury y que pudo verse reflejada en su trayectoria musical,, ya que fue de su puño y letra de donde nació el logotipo de Queen.

Pero antes de posicionarse en el mercado de la música a nivel universal con este grupo y  llegar a ser una estrella, Mercury tuvo que correr mucha pista, algo bastante usual en grandes del escenario. Trabajos rudimentarios, actuaciones en pequeños locales, idas y venidas con una banda de cierto nombre en la noche londinense, los Smile, nuevos grupos, nuevos nombres sin mucha repercusión, idas y venidas.  Estas fueron las raíces de lo que se convertiría a finales de los 80 y en los 90 en el gran Queen. Durante esta pre-etapa inestable nunca dejó de trabajar con dos músicos con los que compartía una misma visión idealista del mundo y de la música: el guitarrista Brian May y el batería Roger Taylor. Con ellos finalmente fundó Queen en 1970, que un año más tarde terminaría por reunir a su cuarto componente, el John Deacon.


Freddie Bulsara cambió su apellido en honor a su novia, una tal  Mercury Mary Austin, por quien compuso además una canción en 1970, My Fairy King. Farrakh Bulsara, aquel niño retraído y obediente de colegio y uniforme se transformaba en Freddie Mercury, el cantante descarado y eufórico que derrochaba arrogancia en público.

No sólo era la madurez o la fama lo que explicaba este radical cambio de comportamiento. Hubo algo más, esencial, y que le costó algo más también, su misma desaparición en 1991. Una carta:


"Cuando la conocí tenía 16 años. 
Fuimos presentados en una fiesta, por un tipo
Que decía ser mi amigo.
Fue amor a primera vista.
Ella me enloquecía.
Nuestro amor llegó a un punto, que ya no
Conseguía vivir sin ella.
Pero era un amor prohibido.
Mis padres no la aceptaron
Fui expulsado del colegio y empezamos a
Encontrarnos a escondidas.
Pero ahí no aguanté mas, me volví loco.
Yo la quería, pero no la tenía.
Yo no podía permitir que me apartaran de ella.
Yo la amaba: destroce el coche, rompí todo dentro
De casa y casi maté a
Mi hermana. Estaba loco, la necesitaba.

Hoy tengo 39 años; estoy internado en un
Hospital, soy inútil y voy a
Morir abandonado por mis padres,
Amigos y por ella.

Su nombre?

Cocaína.
A ella le debo mi amor, mi vida, mi destrucción y
Mi muerte. "




En la turbulenta vida del artista entró este estupefaciente, para hacer aun mas inestable su día a día. La droga de los vanidosos, necesitaba esta sustancia para alimentar su ego, rellenar su orgullo quebrado. Su madre, que actualmente vive en un humilde bungalow de tres habitaciones en Nottingham, ofrece una imagen totalmente opuesta de "su Farrakh", cariñoso, y apegado a su familia, tuvo una infancia muy unida a la religión de los parsis, el Zoroastrismo.


Mercury nunca dejó de componer encerrado en su residencia de la capital
inglesa desde que conociera que era seropositivo en 1987. 



En una avanzado estado de sida, y desde un centro hospitalario, quiso dejar este testimonio antes de que terminara su agonía un noviembre de 1991 en su casa de Londres, acompañado de su compañero sentimental. Para no dejar duda, para ayudar a los que después intentaron analizar al mito, los por qués de su música, de su personalidad, de él. Hizo un favor, nos hizo un favor. Algunos no entendimos su desfachatez, nos irritaba, fue hace mucho tiempo y éramos pequeños. Teníamos que saber más, entender que no era sólo producto de un simple espectáculo, de un Freddie Mercury cínico e insoportable, sino de un hombre demasiado inteligente y sensible, a un rey, como su Queen. Porque hay insolencias que se permiten, que hasta gustan, si se saben hacer, si se hacen con estilo y arte. Y él sabía, sin duda. Teníamos que conocerlo. Conocer al genio, al rey de reyes. Farrakh Bulsara o Freddie Mercury dejó íntegramente su herencia a familiares, amigos y a ONG's para la lucha contra el sida.